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Manuel Pecellín

Libre con Libros

Diario de interiores

Catedrática de literatura y periodista, Juana Vázquez da clases de postgrado en la Universidad de Alcalá de Henares. Es autora de numerosos ensayos (‘El Madrid de Carlos III’, ‘El costumbrismo español del siglo XVIII’, ‘Zugazagoitia precursor de la novela social’, ‘La Literatura del siglo XX’). Ha ejercido la crítica literaria en ‘Babelia’, el cultural de El País, y aún recordamos con nostalgia susexcelentes colaboraciones en ‘Oeste Gallardo’, boletín que distribuyera no sin éxito el periódico HOY. La escritora pacense, nacida y criada en Salvaleón, es también autora de poemarios como ‘Signos de sombra’, ‘En el confín del nombre Nos+otros’ y ‘Gramática de Luna’. No pocos de los caracteres que distinguen ‘Con olor a naftalina’, su primera novela, remiten a los trabajos de creación lírica en que la extremeña ha venido ejercitándose de modo preferente. Estoy refiriéndome a la estructura misma de la narración, tipo mosaico; el gusto por las intimidades, el análisis interior y los soliloquios, antes que las historias o las descripciones; el lenguaje utilizado, a menudo repleto de imágenes literarias, que muchas veces nos acercan a la prosa poética, e incluso la curiosa puntuación de los textos (comas y tildes, especialmente), más acorde con las libertades de los experimentalismos formales que con la ortodoxia gramatical, por no decir otras sorpresas sintácticas capaces de introducir una doble lectura en no pocos pasajes.

Sharba, la protagonista, una adolescente de personalidad compleja, extraordinariamente culta y libre, así como Yaiza, su madre, de la que lucha por distinguirse, a tanto llega su parecido casi clónico, son dos personas singulares, opuestas a los valores dominantes en la ciudad provinciana donde residen. Las dos están apasionadas por las flores, cuyo lenguaje metafórico no ignoran. En modo alguna quieren verse impregnadas de ese «olor a naftalina», a conservante anticuado, que podría encarnar Eugenia, la criada, noble y lúcida, narradora fantástica en un domicilio a punto siempre de ebullición. Hugo, el hermano pequeño, no recibe atenciones de su distraída progenitora. El padre anda a lo suyo, sin enterarse demasiado de cuanto le ocurre a las dos mujeres, que él mismo confunde en sospechosos despistes. ‘Con olor a naftalina’ tiene mucho de obra freudiana, esos rasgos que el inventor del psicoanálisis atribuye a las «novelas familiares» fácilmente perceptibles aquí: Complejos de Edipo-Electra, dialéctica Eros-Tánatos, adulterios reales o imaginados, lucha por la liberación del peso paterno, histerias, crisis de personalidad, incesto, por no decir su dramático desenlace con el suicidio de Yaiza (y no es el único de los que aparecen en la obra).

Sin duda, hay otros aspectos dignos de resaltar en esta novela escrita de forma fragmentaria, acorde con el lenguaje impuesto por el cine o la televisión y cuya entrada principal, pero no única, es el supuesto diario mantenido por Sharba para referir sus vivencias, anhelos, frustraciones, folias y fibias. Estoy refiriéndome, sobre todo, a las numerosas consideraciones metalingüística y metaliterarias que impregnan ese relato íntimo de la joven. «No hay nada más bonito que las palabras, con diferente indumentaria. Te fascinarán. En ellas reside la esencia de las cosas» (pág. 18), proclama la madre, que no desconoce una desconsoladora realidad: «Las palabras, en la mayoría de las ocasiones, lo único que representan es un muro» (pág. 52). La joven comparte ese criterio, aunque sabe igualmente que «las palabras abren puertas sobre el mar» (pág. 55), especialmente si las manejan los grandes maestros, a los que ella sigue con asiduidad acaso inverosímil en una estudiante de instituto: Cavafis, Tabucchi, Kant, Amir Hamed, Foucault , Abumalham, Alojz Ihan… son lecturas habituales de esta alumna, rebelde e iconoclasta, que más de un día agitado escribe versos, algunos de los cuales se reproducen. Por otra parte, el chat que mantiene con un amante virtual, Daniel (no revelaré quién se esconde tras esta enigmática figura, pero se halla en línea con las tesis de Freud), permite autora manifestar que no le son ajenos los recursos estilísticos de lo digital y las nuevas tecnologías.

El Libro:

– Título: ‘Con olor a naftalina’

– Autor: Juana Vázquez

– Editorial: Huerga y Fierro Editores. Madrid, 2008

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