DA COSTA E SILVA
Alberto Vasconcelos da Costa e Silva (Sâo Paulo, 1931) es uno de los grandes escritores en lengua portuguesa. Diplomático distinguido, se le reconoce también como ensayista, africanólogo y poeta. Es miembro de la Academia Brasileira das Letras. En estos meses últimos han aparecido en español dos de sus obras, el poemario Fragmento para un réquiem (Mérida, Editora Regional de Extremadura, octubre 2017) y Espejo del príncipe, el primer volumen de sus memorias, que aquí presentamos. La traducción de ambas, junto con el estudio introductorio respectivo, se debe al extremeño Luis María Marina.
Subtitulado “Ficciones de la memoria”, esta entrega en prosa constituye un auténtico placer para los amantes de la gran literatura. El autor evoca aquí sus años infantiles, vividos en la provinciana Fortaleza primero y la capitalina Río de Janeiro después, entornos ciudadanos los dos, aunque aquella conservaba aún resonancias del mundo agroganadero, con su peculiar cultura del subtrópico fecundo, de flora y fauna variadísima, donde olores, sonidos, sabores y colores, plantas, aves y peces –todos minuciosamente recordados- se multiplican en aquel Brasil deslumbrante casi hasta el infinito. Cabe ponderar el esfuerzo que Marina debió hacer para darnos una versión tan convincente de aquel universo sensualísimo. En las dos urbes, centrales para la historia del país, repercuten los ecos de la misma (sobre todo el gobierno de Getulio Vargas y las insurrecciones populares o la insubordinación de los caganceiros), aunque no deja de llegar, e incluso promover encendidas disputas, cuanto ocurre en Europa, como el ascenso del nazismo, la contienda civil española y la II Guerra Mundial (Brasil tomará parte, un punto tardía, junto a los aliados), brutalmente finiquitada con las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki.
Así ocurre al menos entre las clases acomodadas, a las que pertenecía aquel preadolescente bien educado, enfermizo (sufre terribles jaquecas), amable, supersensible, lector tenaz, alumno poco hábil para los deportes pero amante de los juegos, incapaz de vencer hasta bien tarde la enuresis , no desinteresado por la gastronomía, cinéfilo y con raro dominio de la palabra. No extrañe que sufra bullyng en el colegio marista donde estudia, como también lo soportan, por otras razones, los niños judíos hasta allí fugados del el viejo continente. Pero para los suyos, él será siempre tratado como un príncipe.
Arropado por una familia poderosa, acrecida constantemente por hermanos, tíos, comadres, primos, novios, criadas, trabajadores, etc., todos bien acogidos en casa – un auténtico paraíso -, sobresalen las figuras del padre, poeta con débil salud, y de la arrolladora abuela. De todo se va dando noticias en la obra, que con acierto Marina juzga como Bildungsroman (novela de formación) autobiográfico.
Da Costa le da estructura fragmentaria, constituida por 130 teselas con su pertinente numeración. El casi centenar de notas que el traductor añade a pie de página permiten seguir más fácilmente un texto que, tocado por la gracia de la poesía, abunda en referencias geográficas, históricas, políticas, literarias, etc. del propio país y, según avanza en años, de toda la cultura occidental. Coincidimos con el traductor que esta constituye la primera entrega del opus magnum de Alberto da Costa.
Alberto da Costa e Silva, Espejo del príncipe. Madrid, Cuadernos del Laberinto, diciembre 2017)