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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

El tapicero en su propio domicilio

 

Esta mañana me ha despertado más temprano de lo normal (es decir, antes de la una de la tarde) con el singular y característico run run del tapicero. “El tapicero en su propio domicilio”. Pensarán ustedes que “ya ves tu” “vaya una cosa” “de lo más normal del mundo hombre”. Pues resulta que no.

Como bien sabrán la mayoría de ustedes, mis queridos y desocupados lectores, a finales de diciembre de 2010 comencé una nueva aventura, trasladándome a mi actual domicilio en el nuevo barrio Cuartón Cortijo, ya saben, siempre al oeste. Ser de los primeros en llegar a un barrio de nueva construcción tiene el encanto de disfrutar de esos pequeños placeres que lo convierten en maravilloso. También claro está se sufren pequeños inconvenientes, pero les aseguro que en este tiempo no hubiera cambiado nada. Sigue siendo una bendición, para una persona que trabaja por la tarde, no sufrir los rigores y ruidos del centro de la ciudad, pues la tranquilidad de las mañanas aquí es tan plasmable como hermosa.

Casi un año y medio ha pasado y van llegando cada vez más vecinos, con sus “chapucillas” (como las que hice yo) sus mudanzas, sus coches, sus críos y sus perros. Ya no hay tanto sitio para aparcar, y es más habitual encontrarte de vez en cuando con alguien por la calle, pero aún así el barrio no deja de resultar tranquilo. Esta mañana, al escuchar el famoso tapicero, quizás haya caído en la cuenta de que estas pequeñas cosas buenas del barrio quizás vayan cambiando poco a poco, y a cambio recibamos otras, como mi esperada tienda de chinos,un kiosko donde comprar el HOY, y un bar donde poder desayunar y tomar una caña o una ración los fines de semana.

Cuartón Cortijo, mi barrio, en una bonita foto de Casimiro Moreno, del Diario HOY

Cuartón Cortijo, mi barrio, en una bonita foto de Casimiro Moreno, del Diario HOY

Los nuevos barrios de Badajoz nos encontramos en un momento muy imprevisible e incierto. La crisis y el descalabro del ladrillo parece que lo deja todo a medias, aunque es inevitable que el río siga su cauce y se desarrolle el orden natural de las cosas. No sabemos que ocurrirá con las demás promociones de mi barrio, paradas sin saber muy bien hasta cuando, sin embargo tenemos a la vuelta de la esquina la inauguración del inminente Centro comercial El Faro o Leroy Merlín. Sea como sea, aquí estaremos, observando impasibles el despreocupado paso del tiempo. No obstante, y para que la historia así lo recuerde, fue el altavoz del tapicero, “El tapicero en su propio domicilio” quien vino a avisarnos de los cambios que acechan, para bien o para mal. A ver si mañana viene el afilador, con su bello e inconfundible sonido, que es el más delicioso y agradable de todos los despertadores de mi infancia.

Don de LOCH LOMOND

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abril 2012
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