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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

Mi columna diaria

 

Enrique Falcó. Aspirante a columnista diario

Al menda, como a Homer Simpson, siempre se le ocurre algo.

Al menda, como a Homer Simpson, siempre se le ocurre algo.

 

Siempre soñé con ostentar una columna diaria en Diario HOY, al estilo del maestro Alcántara, y vanagloriarme con la idea de que ustedes, mis queridos y desocupados lectores, acudieran cada jornada a recorrer con avidez las ocurrencias del menda, y conseguir en sus rostros aquella media sonrisa, o esa jeta de conformidad cómplice, convirtiéndome en un elemento imprescindible de sus vidas.

 

Modestia aparte creo que no me supondría ningún problema una empresa de tal guisa, pues algo parecido emprendí cuando se me encargó la tarea de crear un blog digital en las páginas de hoy.es. Desde Junio de 2010 hasta septiembre creé y edité a diario un post diferente, sobre los más variopintos temas, incluso los domingos escribía otro diferente en el que trataba el tema de mi artículo dominical enlazando con éste.

 

 Pensar en qué escribir nunca ha sido problema. Como bien razono para mí mismo cuando me quedan horas para entregar mi artículo sin ninguna idea sobre el tema a tratar: “Ya se me ocurrirá algo”. Y efectivamente, siempre se me ocurre algo.

 

Yo también quiero escribir un buen artículo, como mi querido Tintín cuando era periodista antes de convertirse en una especie de detective o caza tesoros.

Yo también quiero escribir un buen artículo, como mi querido Tintín cuando era periodista antes de convertirse en una especie de detective o caza tesoros.

 El problema del post diario llegó cuando me di cuenta que el lector no era capaz de absorber tal cantidad de información, y muchas de mis entradas quedaban en el olvido, condenadas al ostracismo por unos lectores que jamás supieron de su existencia.

 

A nadie le gusta tirar por tierra su trabajo, cuanto más un trabajo creativo que no tiene más pretensión que la de agradar y entretener al personal.

 

El lector digital no es tan concienzudo ni despliega los hábitos del de la prensa escrita diaria, y la verdad es que cada vez se establecen más diferencias entre lectores digitales y los del papel.

 

Por eso mis artículos de los domingos suelen ser más especiales, ya que a pesar de lo que les pueda parecer a algunos, no se escribe igual para ambos medios. Cada vez cuesta más trabajo enfrentarse a un artículo en prensa escrita, y es que en el periódico de toda la vida no contamos con una serie de factores que nos ayudan enormemente en el campo digital a captar la atención del lector casi desde el principio.

 

Aun así, les confieso que encararía tal cometido a pecho descubierto, con un “¡Santiago y cierra, España!” valiente como el Capitán Alatriste junto a sus compañeros del temido viejo Tercio de Cartagena en Flandes.

 

Sale a cuentas el viejo Capitán porque ayer me terminé “El Puente de los asesinos”, y es muy probable que en aquella hipotética columna diaria les hubiera aleccionado sobre la historia del personaje de Pérez Reverte, y lo que me place poder disponer por fin de una biblioteca como Dios manda en Badajoz, y que gracias a ella he disfrutado toda la semana, y gratuitamente, de Alatriste y de viejos cómics de Superlópez, y de obras de Carlos Giménez como “Paracuellos” “Barrio” “36-39” y “Los Profesionales”.

 

El martes seguramente les habría hablado del Papa, y seguro que haciéndome eco de la que se lio en Twitter habría titulado con el hashtag #ElPapaDimite. Y siéndoles sincero… ¡Vive Dios que me hubiera costado escoger el tema en según qué días!  ¿Quién pasa por alto que en esta ciudad hubo hace unos días una persecución de la policía portuguesa con tiros y todo exponiendo a serios peligros a la población pacense?

 

No todos los temas han de ser locales o regionales, y así la locura de Oscar Pistorius seguramente me habría obligado a reflexionar para ustedes sobre qué narices puede volar por la sesera de un héroe para tornar a villano o presunto asesino.

 

Reconózcanme que la caída del meteorito en Rusia y sus consecuencias, bien hubieran podido aportar mucho juego, y seguramente dada mi inclinación por Tintín, sin duda sería necesaria la mención a la aventura “La estrella misteriosa”, en la que el trasfondo de la historia es de una u otra manera también un meteorito, el Calisteno.

 

Por supuesto existiría un espacio semanal para la crítica, y seguramente el miércoles les hubiera podido contar cómo me han dado cita para dentro de casi un año con el neumólogo, así, sin anestesia y sin nada, y seguramente me habría salido una columna ácida y retorcida, y con un pelín de mala leche y peor café sobre los recortes en Sanidad.

 

Pero ya me conocen, el buen humor ante todo, así que el jueves seguramente me mostraría con la sensación de que el Real Madrid podría haber sacado algo más en la ida contra el Manchester, o quizás me hubiera inventado una historia irónica y divertida sobre la posibilidad de que al igual que está ocurriendo en Cataluña con los políticos, me hubieran puesto micrófonos en alguna de mis visitas al “Marchivirito”, ya saben, mi fonda predilecta.

 

Soñar resulta bastante barato. Casi gratuito

Quizás si algún día las musas se hubieran empeñado en darme con la puerta en las narices habría acometido el tema del supuesto machismo del que tanto se habla en un pasodoble de “Los Espantaperros”, los ganadores del concurso de murgas del Carnaval de Badajoz 2013, en donde hubiera expuesto que aunque quizás algo grosero y chabacano, lo de la acusación de machismo quizás me parezca exagerado dentro del contexto del carnaval.

 

Pero ya está bien de suponer y hacernos una idea de lo que pudiera o pudiese haber sucedido. Por lo visto las columnas diarias ya no se llevan, no interesan, aunque quien suscribe ande como loco por intentarlo.

 

El cuento de la lechera se me antoja demasiado infantil, pues ya me estoy imaginado sin otra preocupación en la mollera que mi columna diaria para ustedes, remunerada además como se merece. Y llamando a mi amigo “El poeta” Ángel Manuel Gómez Espada para que me explique qué pasos he de seguir para abrirme una cuenta en Suiza como la suya, en la que depositar los muchos cientos de miles de dólares ganados con el sudor de mi tinta.

 

Ya sé lo que estarán pensando, pero qué quieren que les diga. De ilusión también se vive, y soñar resulta bastante barato. Casi gratuito. Aunque ya saldrá el listillo de turno, reflexionando en ese tono pedante de columnista frustrado lamentándose de lo que son capaces algunos cuando no se les ocurre un tema del que hablar.

Publicado en Diario HOY el 17/02/2013

Don de LOCH LOMOND

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