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Marcos Ripalda

De subir a la montaña me canso

El niño con el pelo ceniza que era un cenizo

El niño era lo que era. Nadie tenía dudas al respecto. El niño era un plasta, un maleducado, un coñazo, pero, sobre todo, era un cenizo, un aguafiestas.
No había sarao en el que no metiese la gamba. Decían: “Joé con el niño”. O: “Vaya con el niño”. Y: “Menudo niño”. O también: “Coñazo el niño” y otras variantes que impepinablemente contenían la palabra “niño” o, incluso, eran la única palabra (“¡¡Niño!!”). Y lo más curioso, lo más asombroso de todo era que nunca decían nada sobre su pelo color ceniza. Eso sí, era ver aparecer por una esquina esa pelambrera grisácea y todos los cubitos de hielo del guateque dejaban de oírse y los Djs lloraban y las madres dejaban de rellenar las jarras de limonada y té helado y los más pequeños se refugiaban en los armarios de la cocina con los tarros de tomate y las roscas de la abuela y los abuelos se ponían a plancharle la oreja al primero que tuvieran más a mano y los gatos callejeros seguían a lo suyo.
El niño era lo que era. Un cenizo de mucho cuidado. Un metepatas de los grandes. Un gafe de campeonato. El niño lo era. No había duda. Y si tratabas de evitar lo que sabías que iba a pasar -porque lo habías pensado antes y hasta lo habías visualizado-, peor. En el vecindario no había nadie que al ver aparecer al niño no pensara en algún desastre. Va a meter la rueda por el canalón y se va a hostiar. Hecho. Evita ponerte el traje blanco que te lo mancharás. Manchado. No comas tan deprisa que te vas a atragantar. Muerto por asfixia. Que te vas a caer. Trompazo. Ten cuidado con eso. Plof. Un poco más a la derecha. No pises ahí. Fractura de tibia. Y es que eran los pensamientos de que algo malo iba a ocurrir lo que provocaba aquello, no el niño. El niño tenía el pelo ceniza, sí, pero, ¡por el amor de Dios!, su pelo no estaba maldito.
Había que nombrar ese pelo, referirse a él, dejar al niño a un lado.
Así que lo raparon.
El niño pasea ahora tranquilo porque ya nadie le reconoce, aunque un grupo de skins se ha fijado en su nuevo aspecto y esperan que se una a ellos.

Responsable de Diseño en el Diario Hoy de Extremadura desde 2012. Escritor de relatos breves donde aplico la máxima de la Escuela Postirónica: "Hablar de unas cosas para decir otras" . Soy consciente de mi ignorancia.

Sobre el autor

MARCOS RIPALDA es licenciado en Periodismo, diseñador gráfico y cuentista postirónico, término que él mismo acuñó con el beneplácito de su madre. Actualmente es el responsable de Diseño del diario HOY. CARMURA LENTEJA es ilustradora.


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