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César Rina

Semana Santa en Cáceres

Prólogo para lapidarios

Semanas Santas. En plural. Porque nuestra celebración es mayúscula, contradictoria. Católicos que se santiguan escandalizados ante el avance de la procesión y ateos que empuñan el cirio y ocupan el espacio simbólico de la ciudad.

Cada uno de los miembros que participan en la Semana Grande tiene una concepción diferenciada del ritual. Los argumentos y vivencias que componen su visión serán siempre válidos, porque descansan en hechos reales, aunque no respondan a dogmas teológicos o principios políticos.

Los cofrades y el público conforman el espectáculo total de la Semana Santa, la celebración histórica y bíblica de la llegada de la primavera y la Resurrección de la vida. Reducir la celebración a la descripción literaria, a la interpretación eclesiástica o al estudio antropológico supone desconocer la empresa que se va a acometer.

En las siguientes páginas circularán una serie de personajes estereotipados que representan, desde una perspectiva costumbrista, la intrahistoria de nuestra fiesta. Lazarillos, peinetas, músicos, diablos y muchos Quijotes.

Ahí tienes, amigo, la piedra, anónima y envenenada.

Lánzala con fuerza si te parece, que los libros de historia cofrade están repletos de censores y talibanes. Pero no olvides que esta fiesta es de todos, para todos y en la que caben todos. Olvidar su pluralidad implica desconocer el significado del rito.

 

Fuente: www.caminodeemaus.net

En la Semana Santa de Cáceres confluyen historias, tradiciones y cualidades de la más acentuada complejidad. Tratar de comprenderla desde el prisma religioso o turístico significa, cuanto menos, obviar la intrahistoria de la fiesta. El historiador César Rina Simón, amante de la Semana Santa Cacreña, nos ayudará a disfrutar de todos los colores del caleidoscopio.

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