Hay en la Semana Santa de Cáceres diferentes concepciones filosóficas enfrentadas entre sí por convencer al mayor número de cofrades.
Por un lado están los caifasistas, herederos del Anasismo. Destacan por su facilidad retórica a la hora de realizar juicios de valor y por condenar cualquier actitud que escape a su ortodoxia particular. Rezan mirando con un ojo a Cristo y con otro a Caifás, su verdadero mentor. Por eso se rasgan las vestiduras.
Otro grupo lo forman los pilateros, practicantes del pilatismo. Llevan dos mil años lavándose las manos, mirando las injusticias con el desdén del que cree en los destinos abominables. Se les reconoce por su manejo de las varas de mando. También encontramos los herodianos, devotos del tetrarca de Galilea, siempre fieles al que manda para conservar sus privilegios.
Las mujeres, en su mayoría constituyen el grupo marianista, también conocidas como Verónicas o Magdalenas. El magdalenismo aboga por la absoluta diferenciación de los roles entre hombres y mujeres en las cofradías. Según esta corriente filosófica, el papel de las mujeres es el de fregar, limpiar rostros, planchar y llorar.El pilatismo, el caifasismo y los herodianos comparten los principios constitutivos del magdalenismo.
La última de las escuelas filosóficas, el cristianismo, se encuentra en abierta decadencia. Si bien, han dejado por escrito sus principios constitutivos en un pequeño libro que llaman “Evangelio.”