La primera referencia que tuve de la uva Eva-Beba me la dio hace muchos años Ramón Sánchez Arrollo, uno de los genios del vino extremeño que nos dejó hace tiempo, pero que tengo siempre en mi memoria. Más tarde pude ver cómo la Revista “Origen”, en su número 50, dedicaba un reportaje de dos páginas a contar las excelencias de esta gran uva extremeña, y le dediqué un primer artículo en el diario HOY, el 24/7/2010, con la información que tenía y, sobre todo, con el testimonio del mejor viticultor que he conocido en Extremadura, Joaquín Salamanca, al que dediqué dos post en mi Blog “Del Huerto a la Granja”.
Entonces supe que la Cooperativa Virgen de la Estrella, de los Santos de Maimona, elaboraba dos vinos con esta uva, “Viña Maimona” y “Eva Dulce”. También, que la Cooperativa Cave San José de Villafranca, elaboraba un vino ecológico, “Eco-Viña Canchal”, con las tres uvas autóctonas extremeñas: pardina, cayetana y eva-beba.
Y más tarde, puede probar el vino espumoso (cava, para que nos entendamos) excelente que hace Bodegas Romero, en El Raposo y que llama “Burbujas de Eva-Beba”. Esta es la lenta evolución de la uva Eva-Beba en cuanto al vino se refiere, que no pasa por ahora de algo testimonial, tras el largo período de tiempo que ha estado en el olvido, como tantos otros grandes productos extremeños.
La gran uva de mesa: Este es el reto que tiene nuestra gran uva extremeña. Si en el pasado fue una de las más apreciadas en España y en los mercados centroeuropeos, ¿por qué no vamos a ser capaces de hacer valer de nuevo esa cualidad, ahora que surgen por todas partes nichos de mercado para productos autóctonos de gran calidad?
Parece ser que tenemos más de 1.000 hectáreas de Eva-Beba en Extremadura. Una estrategia de ir poniéndola en los mejores circuitos comerciales, por fases, empezando por la de mejor calidad, tanto en cultivo ecológico como convencional, sería una iniciativa oportuna e inteligente.
Por supuesto, acreditándola con su merecida Denominación de Origen y con los apoyos necesarios para ello. Ya se hizo una experiencia hace tres años con El Corte Inglés, que no prosperó porque la empresa elegida para su introducción, al ser una tema menor para ella, quemó la experiencia reteniendo una semana la uva envasada hasta que llegaba al lineal. Para un producto perecedero una semana envasada es letal.
Sin embargo, quedó claro que se trataba de un producto de primor, y sólo había que agilizar su distribución y exposición al público, porque en esa firma comercial tenían memoria de la gran calidad de esta uva.
Ahora, en la presente vendimia, hay una iniciativa preparada con el apoyo de la Fundación Maimona, para que la Eva-Beba sea degustada y conocida por expertos de la agroalimentación, por las autoridades competentes, y por los medios de comunicación a fin de ir dando pasos para dotarla de la comercialización que merece.
A tal efecto se prepara en Mérida un acto gastronómico, en el que estarán presentes los vinos y el cava que de ellas se elaboran, para terminar con la degustación final de la uva, a fin de que ésta sea conocida y valorada en nuestra propia tierra, y los asistentes puedan comprobar por qué esta uva conquistó en tiempos pasados los mejores mercados. Si se consigue este gran objetivo, será el momento de empezar a preparar los pasos para llevarla donde merece, de forma planificada y con los interlocutores adecuados para ello.
Dicen las malas lenguas que si esto lo cogieran los vascos harían con ello lo que han hecho con el vino Chacolí o el queso Idiazábal, a pesar de ser alimentos de producción limitada. Espero que en Extremadura aprendamos a poner en valor reliquias gastronómicas como la uva Eva-Beba.