Tengo una amiga que se pirra por los masajes y prueba todos los ‘potingues’ que salen al mercado. La chocolaterapia o la vinoterapia se encuentran ya en sus haberes. Sin embargo, a ella, lo que le gusta de verdad es la fangoterapia. Consiste en aplicar barro sobre la piel y dejarlo hasta que se seque. En este proceso, la arcilla absorbe los elementos tóxicos de la piel, así como las células muertas de la epidermis. Además, es un poderoso antiséptico y microbicida, estimula la circulación, evita las pequeñas inflamaciones cutáneas, tonifica e hidrata. Lo mejor es recurrir a un profesional para que te aplique el fango, ya que lo extenderá mediante un masaje y mejorará la circulación sanguínea. Otra de sus ventajas se deben a sus componentes mineralizantes, que alivian contracturas, tensiones, agotamiento nervioso o estrés, entre otras cosas.