Las tuberías del baño se atascan frecuentemente por los restos de pelos que terminan en ellos. Una buena manera de acabar con ellos consiste en verter lejía por el desagüe. Debes extremar las precauciones para llevar a cabo este truco. Compra un cazo nuevo para no utilizar ninguno que uses para cocinar y tíralo después, como precaución para que nadie se equivoque y lo use de nuevo para hacer de comer. Pon en funcionamiento la campaña extractora con el fin de no respirar los efluvios de la lejía caliente. Vierte la lejía en el cazo y caliéntela. Cuando veas que está humeante retírala, ve al baño y vierte la lejía por el desagüe. Después, abre varias veces el grifo para que no queden restos de lejía. A su paso, este producto de limpieza destruye los pelos y restos de materiales acumulados en las tuberías. Ya no se producirán más atascos.