Hemos querido adaptar al post de esta semana mi articulo del pasado día 1 de Marzo ” La mina de litio , otra oportunidad perdida”, porque nuestros lectores de Economía Anticrisis también quieren saber del proyecto de Litio en Cáceres.
Extremadura es una región en la que podemos contar casi tanto las oportunidades que hemos tenido, como las que hemos dejado escapar: la refinería, la siderúrgica… Extremadura ha sido siempre un desequilibrio permanente entre el que «inventen otros» y una necesidad innegable de poder sacar la cabeza de nuestro charco económico estructural en el que estamos sumidos.
Como una de las regiones que mayor riqueza natural atesora tiene que mantener el equilibrio entre la sostenibilidad que supone conciliar la defensa medioambiental y el respeto y uso racional de nuestros recursos con el desarrollo económico y social de sus gentes. Y no podemos posicionarnos a favor o en contra. os ciudadano si falta el elemento fundamental: que la Administración Pública funcione de acuerdo al mandato de ley.
No se puede dar carpetazo a un proyecto de 10.000 millones de euros diciendo que la mina de litio es un expolio. Esto no es la Venezuela de Maduro. Aquí la ley faculta cauces administrativos para que dentro del cumplimiento de las normas establecidas, se decida sobre lo que es bueno y malo para Extremadura.
Paralizar por aclamación el procedimiento administrativo , garantía de la seguridad jurídica de todos los ciudadanos, para que tanto unos como otros aleguen, participen, apoyen y se posicionen y en definitiva, se gestionen los asuntos que afectan a todos, de acuerdo a las leyes, no es el mejor camino para decidir sobre la posibilidad de crecimiento de Extremadura.
Que una empresa se vaya de Extremadura por inseguridad jurídica es una vergüenza regional, porque no ha habido un informe medioambiental negativo ni un procedimiento administrativo incumplido.
Para los detractores, agrupación vecinal, asociaciones ecologistas y Ayuntamiento de Cáceres, podría perjudicar los jarales, alcornocales y olivos que como afirman, les llenan de paz y les unen a la naturaleza.
Por parte de la Empresa promotora, $PLH $INF, el proyecto pretende invertir 340 millones de euros en Cáceres de los que 280 millones lo serían en empresas auxiliares, crearían entre 500 y 900 puestos de trabajo y se pagarían 11 millones de euros anuales en sueldos que revertirían en consumo en la ciudad. A Extremadura le quedarían 200 millones en impuestos y una empresa con domicilio social en nuestra región.
En cuanto al equilibrio medioambiental parece ser que la mina, que ya existe desde 1970 cuando se extraía litio entre otros minerales, no tiene impacto visual desde la ciudad, no afecta a La Montaña, y el agujero que se hará, de unas dimensiones de 710x450x240 metros, se convertiría en el futuro en un lago con urbanizaciones alrededor para lo que dedicarían en el proyecto 16 millones de euros de regeneración de espacios.
Para la extracción del litio parece ser que se utiliza el sulfato potásico, fertilizante que ya se usa en nuestros campos extremeños, en los acuarios caseros y en complementos vitamínicos humanos.
Respecto al agua necesaria para la puesta en marcha de la explotación, se calcula que se utilizaría aproximadamente menos del 1% de la que consume la ciudad de Cáceres, y con posibilidades de reutilización, porque el procedimiento no supone toxicidad alguna.
En Sudamérica al litio le llaman «el oro blanco», y tal es su valor que parece ser que Chile, Bolivia y Argentina van a constituir una especia de OPEP. Con la mayor reserva de litio de Europa, nosotros no seríamos tan ambiciosos, pero tener un proyecto con transversalidad tecnológica podría suponer el establecimiento de industrias punteras en I+D+I. La Universidad de Extremadura se vería afectada positivamente, y la Formación Profesional también, porque el 90% de los trabajadores serían de nuestra región.
El empujón de nuevas infraestructuras de comunicación sería innegable y estarían justificadas para la salida de productos terminados: tren, un aeropuerto , fábricas porque el litio del proyecto sería un producto terminado. Todo ello supondría mayor arraigo para nuestros jóvenes en la región, así como el aumento del PIB en Extremadura. Un proyecto así mueve, obligatoriamente, todo el puzle económico regional.
La cuota de reserva de la Biosfera la tenemos más que superada en Extremadura, y corre de cuenta del bolsillo de los extremeños, porque vivir de los turistas que vienen un fin de semana a comerse el bocadillo al campo mientras se maravillan con nuestra naturaleza parece sostenible para los pájaros, pero no tanto para los jóvenes que se marchan a una media de 2.500 al año, y para una región que sigue ocupando los últimos puestos en los ranking de sueldos medios y PIB, mientras que, como no tenemos empresas que aporten, somos los primeros en presión fiscal a sus ciudadanos.
Algunos políticos no deben tener miedo de que los ciudadanos sepan. Y si sus planteamientos electorales están por encima, solo habrá que esperar a la primavera-verano del año que viene para que los extremeños les contesten y empiezan a ser legión los que quieren hacerlo. Extremadura merece más, mucho más. Porque lo que no son cuentas… son cuentos.