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Israel J. Espino

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Las presencias del parador de Mérida: el fantasma del niño que llora

El parador de Mérida (A. Briz para Extremadura Secreta)/

El parador de Mérida, uno de los más antiguos de España, es sin duda el lugar indicado para que sus paredes hayan quedado impregnadas de los  ecos del pasado.

Ya hemos hablado en este mismo lugar de una de sus rincones más encantados, la habitación 111, que se encuentra en un pasillo estrecho y abovedado que no tiene salida.

Pero esta habitación no es la única que viene con inquilino invisible, y no debe ser casualidad que coincida exactamente con el pasillo que, una planta más arriba, tiene atemorizadas a algunas camareras de piso.

La habitación 205 del parador de Mérida es una de las más solicitadas (Extremadura Secreta)

Manolito y la habitación 205

 

Puri es una de ellas, y nos confesaba atemorizada que no le gusta trabajar en esas habitaciones en concreto, porque a veces las luces se apagan solas, la temperatura comienza a descender de manera brusca e incluso, en una ocasión, alguien o “algo” le abrió el embozo de la cama que acababa de hacer en los escasos segundos en los que se volvió para abrir la ventana de la habitación 205.

La cama de la habitación 205 se abrió sola (Extremadura Secreta)

Las camareras de piso, para quitarse el miedo del cuerpo, le han puesto nombre al “fantasma”:  Manolito. Y es que ellas están convencidas de que la presencia fantasmal que se encuentra por la zona de las habitaciones es la de un niño, quizás debido a estos extraños juegos de apagar luces, deshacer camas y abrir  muebles, pero sobre todo debido a los extraños llantos infantiles que se escuchan en ocasiones, incluso cuando no se encuentra alojado ningún niño en el parador.

Otra de las camareras de piso también escuchó este llanto, y al buscar su origen quedó espantada al descubrir que los gemidos infantiles provenían del interior de un armario que, como comprobó cuando tuvo la suficiente fuerza de ánimo para abrirlo, estaba vacío.

El niño que viene del frío

Pero quizás una de las personas que más de cerca han vivido estas experiencias es Helen Martin, la esposa del director del Parador, quien por motivos laborales vive con su familia en la segunda planta de este antiguo convento.

Vivir en un edificio tan bello y lleno de historia puede ser envidiable, pero también es cierto que a veces puede depararte sorpresas inesperadas.  Su hijo mayor estaba convencido de que escuchaba a un niño en el cuarto de baño, y era incapaz de dormir con esa puerta abierta, mientras que su hijo pequeño no solo lo oía, sino que también veía a ese misterios y húmedo “nene” que lo atemorizaba con su mirada triste y sus manos frías.

Helen Martin y su familia han sido testigos de los extraños fenómenos del parador de Mérida ( Extremadura Secreta)

La misma Hellen se encontró cara a cara con lo extraño el día en que oyó a su hijo llorando en su cuarto. Alarmada, abrió la puerta para descubrir, sorprendida, que en esa habitación no había nadie y que su hijo se encontraba en el salón viendo tranquilamente la televisión.

Pero no acabaron aquí los extraños acontecimientos. Hace apenas unas semanas a Helen la despertó un gran golpe. Pensando que quizás alguno de sus hijos se había levantado a beber y se había tropezado con un mueble, no le dio más importancia. Pero cuando estaba a punto de dormirse otro golpe mucho más fuerte volvió a espabilarla. Esta vez sí que se levantó, temiendo que alguien hubiese entrado en su apartamento.

En el pasillo, reconoció el origen del primer golpe que había escuchado:   unos de los antiguos puebles que utilizaba de zapatero tenía inexplicablemente las puertas abiertas de par en par. Alguien las había abierto con fuerza. Siguió avanzando por el pasillo. En la cocina encontró el origen del segundo golpe: alguien había abierto las antiguas contraventanas des de dentro y de manera violenta. Alguien, o algo, que en ese momento ella no podía ver.

 

La aparición del niño fantasma

 

Durante algunos años, aunque eran muchas las personas que habían oído el llanto del niño solo el hijo pequeño del director había visto al fantasma. Al menos hasta que la gobernanta del parador se lo encontró de cara, mirándola fijamente desde las puertas cerradas del comedor.

En este lugar se apareció el niño fantasma. Al fondo, la autora entrevistando a la gobernanta desde el lugar de su visión. (Extremadura Secreta)

Ana se encontraba atareada, como siempre. Su trabajo de gobernanta la hacía recorrer el parador de punta a punta, y en ese momento llevaba entre sus brazos algunas toallas y sábanas limpias. Al ir a subir las escaleras al primer piso, observó con curiosidad a un extraño niño “con peinado a tazón, camisa blanca y una especie de chaleco negro” que se encontraba parado y solo delante la puerta del comedor de desayunos.

El hecho de que esa sala estuviese cerrada a esas horas y sobre todo el aspecto de ese extraño niño que la miraba en silencio la hizo desandar el camino un par de pasos para contemplarlo mejor.

Ana se llevó la sorpresa de su vida al descubrir que en aquellas décimas de segundo que tardó en girarse, el misterioso niño  ya no la miraba desde su rincón. Había desaparecido de repente.

Y entonces, y solo entonces,  supo que había visto al fantasma.

 

Leyendas y creencias de una tierra mágica

Sobre el autor

Periodista especializada en antropología. Entre dioses y monstruos www.lavueltaalmundoen80mitos.com www.extremadurasecreta.com


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