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Jardines verticales, como climatizadores

Una de las consecuencias del conocido cambio climático es el calentamiento global del planeta, lo que afortunadamente no significa que cada año sea más caluroso que el anterior, pero sí que los años más cálidos, desde que se dispone de datos (finales del siglo XIX), están dentro del último decenio. Sin duda, en los años próximos vendrán inviernos fríos y estaciones intermedias templadas, pero también muchos veranos en los que nos veremos obligados, sobre todo en determinadas localidades, a recurrir a la climatización para hacerlos más llevaderos.

Sin embargo la climatización electromecánica tradicional consume energía, que no es precisamente barata, y que además incrementa la causa que nos han llevado al cambio climático, con lo que estaríamos entrando en lo de “la pescadilla que se muerde la cola”. Pero hay sitios, como Japón, donde ya se han puesto manos a la obra para resolver el problema, encontrando que una de las formas más ecológicas y baratas de combatir el calor del verano es impulsar la utilización de los llamados jardines verticales.

Se ha recurrido a plantar vegetales en las fachadas de los edificios para crear una cortina de hojas que funciona como climatizador natural, con lo que se puede conseguir una disminución de la temperatura que puede alcanzar valores de entre 1 ºC y 3 ºC con plantas de rápido crecimiento y con hojas muy grandes; de forma que se estima que ésta es una buena solución para “refrescar” los edificios.

Las plantas evaporan agua para disminuir su temperatura y hacer frente al calor, y en ese proceso no sólo se refrigeran a sí mismas sino que también enfrían su entorno, como es conocido, puesto que la vegetación posee una gran capacidad para refrigerar el ambiente; sin embargo las actuaciones del hombre para aprovechar esta energía han sido muy limitadas, por lo que la mayor parte de la refrigeración producida por la vegetación no era tenida en cuenta al climatizar los edificios, perdiéndose así sus beneficiosos efectos en la arquitectura.

Pero en la actualidad va siendo cada vez más frecuente la utilización en el interior de las viviendas del aire acondicionado vegetal, que combina las ventajas de los sistemas de fachada vegetal con el valor añadido de actuar como refrigerador y filtro de aire del espacio donde se instala.

 

El aire al pasar por el sustrato donde está anclada la vegetación entra en contacto con las raíces de las plantas, que deben haber sido seleccionadas para que absorban los contaminantes producidos por los distintos elementos de mobiliario y construcción del inmueble: formaldehído, benceno, xileno, monóxido de carbono, etc., dando como resultado que la evapotranspiración producida no solo enfría el aire, sino que al mismo tiempo las raíces de las plantas absorben muchos de los contaminantes específicos, que pueden encontrarse en la edificación.

Una de las principales ventajas del aire acondicionado vegetal es su capacidad para autorregularse sin necesidad de la intervención del usuario, puesto que la vegetación controla la cantidad de agua que evapora en función de las condiciones ambientales de humedad y temperatura, lo que es aprovechable por nosotros, dado que las necesidades de confort de las plantas son muy parecidas a las de los humanos. Las plantas evaporan más agua cuando hace más calor y disminuyen la evapotranspiración cuando hace más frio.

Por otra parte, un equipo de aire acondicionado tradicional, del tipo electromecánico, se dirige fundamentalmente a regular la temperatura, por lo que con frecuencia la humedad va a rastras de esa regulación, dando lugar a un aire que está acondicionado térmicamente, pero no hidrométricamente, puesto que en el proceso de enfriamiento a que se somete al aire, éste pierde gran parte de su humedad. Por el contrario, la climatización vegetal regula a la vez temperatura y humedad, lo que lo convierte en mucho más beneficioso para la salud y el confort humano.

 

Lógicamente, el sistema de climatización vegetal no es adecuado para adquirir y mantener una temperatura constante con la rapidez que a veces se requiere, por lo que tiene sus limitaciones, que pueden dar lugar a inconvenientes si se pretende utilizar la fachada vegetal como único sistema de refrigeración, sobre todo en determinados lugares con una carga ambiental muy variable, como son las grandes galerías comerciales o sitios donde las condiciones requieran respuestas muy rápidas, sin embargo sí que puede ser una ayuda interesante utilizar estos jardines climatizadores conjuntamente con los sistemas tradicionales.

Además de los beneficios que las paredes vegetales tienen para el medio ambiente, como el limpiar el aire de contaminantes, retener algunos aerosoles y partículas volátiles, resulta que también ayudan a mejorar nuestro confort, reduciendo el estrés y mejorando la imagen de los propios edificios, tanto interior como exteriormente, a lo que habría que añadir que actúan también como barrera de aislamiento acústico.

En resumen, los jardines climatizadores verticales son sin duda una buena opción para ayudar a conseguir buenas condiciones de confort, físico y mental, al tiempo que reducimos el consumo de energía y por tanto el importe de la factura eléctrica. Y además conseguiremos una atractiva decoración para nuestras paredes, con un tapiz natural lleno de belleza viva y cambiante.

Adolfo Marroquín Santoña

Fuente:  Urbanarbolismo, Integración de arquitectura y naturaleza.

 

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Sobre el autor

Adolfo Marroquín, Doctor en Física, Geofísico, Ingeniero Técnico Industrial, Meteorólogo, Climatólogo, y desde 1965 huésped de Extremadura, una tierra magnífica, cuna y hogar de gente fantástica, donde he enseñado y he aprendido muchas cosas, he publicado numerosos artículos, impartido conferencias y dado clases a alumnos de todo tipo y nivel, desde el bachillerato hasta el doctorado. Desde este blog, trataré de contar curiosidades científicas, sobre el clima y sus cambios, la naturaleza, el medio ambiente, etc., de la forma más fácil y clara que me sea posible.


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