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Israel J. Espino

Extremadura Secreta

El dolmen del tesoro

 

Ilustración: Borja González Hoyos

 

Nuestros antepasados ya sabían que “quien tiene un dolmen tiene un tesoro”, pero no de la misma manera en que lo pensamos nosotros. Y es que los abundantes dólmenes extremeños han sido expoliados en su mayoría, desde antiguo y hasta en épocas relativamente recientes, debido a la creencia popular de que estas “cuevas de moros” ocultaban ingentes tesoros.

 

Y como ejemplo, una joya: el dolmen de Lácara, al que volaron la pétrea  techumbre cuando se construía una línea ferroviaria cercana. Parece ser que algunos lugareños convencieron a los obreros del ferrocarril para dinamitar el techo del dolmen de corredor, convencidos de la realidad de los tesoros que descubrirían en su interior.

El Dolmen de Lácara también fue volado (A. Briz)

Muy cerca  y desde hace milenios se yergue en la Finca de la Muela, en la Roca de la Sierra , un dolmen en el que según la tradición vivió un monje ermitaño, por lo que se lo conoce como La cueva del monje”. Los ancianos del lugar afirman que existe una galería subterránea entre la cueva y el convento de Loriana, que aprovecharían los monjes para escapar en caso necesario. La cueva del Monje también es llamada Casa de la Moneda por creerse que allí hubo enterrado un tesoro, y esta fue, como en muchos otros casos, la causa de su destrucción.

El Anta de la Marquesa, en La Aceña de la Borrega (A. Briz)

Lo mismo ocurrió con muchos dólmenes de la zona de Valencia de Alcántara, entre los que se encuentra el dolmen de El Palancar, del sólo se conservan en pie tres losas, ya que la cubierta fue destruida con barrenos por buscadores de tesoros.

Y es que curiosamente algunos de ellos presentan como decoración soles, serpientes y figuras antropomorfas (identificadas estas últimas en el dolmen de Magacela y en el de Huerta de Las Monjas, en Valencia de Alcántara). Curiosamente, digo, porque el sol es el planeta asociado al metal oro, y la serpiente, desde antiguo, es fiel guardiana de tesoros ocultos.

Pero además de guardar tesoros, nuestros dólmenes tiene las particularidad (compartida con otras zonas celtas) de afirmar que fueron levantados por las hadas (que  por estos lares se llaman “moras”). El investigador Félix Barroso recoge en Las Hurdes el testimonio de los lugareños sobre un grandioso dolmen –hoy semidestruido– que se encuentra  el paraje de “El Cravilejo”, cerca de la alquería de Castillo.

Allí se afirma que las piedras del dolmen las trajeron las moras en la cabeza. Y las traían en la cabeza porque ellas iban hilando con el huso y la rueca, y no podían traerlas en brazos. Eran las hadas hilanderas, de las que ya hablamos en otra ocasión  y de la que los lugareños afirman que aún existen en nuestras tierras:

 “Aluegu, lah mónjah dierun en dicil que no eran lah mórah, que había síu la Virgin de la Peña de Francia. Quiénih quiera que fuesin, debáin sel genti con múchuh podérih, poh pa lleval ésah piédrah pol el airi, volandu, tieni que sel genti de otru mundu, si no no cabi otra ehpricación. Esu contaba la genti de pa tráh, loh antíguh, que dicían que lah mórah vivían ántih pol éhtuh terrénuh, y entodavía lah hay, que andan saliendu lamañana de San Juan ”.

Las tumbas antropomorfas también se saquearon (Jimber)

 

Otra señal pétrea que marca, según el saber popular, la existencia de un tesoro, son las tumbas antropomorfas que tanto abundan en Extremadura y que aún hoy se siguen reutilizando en nuestros pueblos. Para nuestros paisanos esas tumbas pertenecen (como no) a los moros, y se afirma que escondían muchas riquezas que ya han sido arrebatadas.

Aunque a  decir verdad, nuestros abuelos ya decían que no hay mayor tesoro que “el agua de la sierra y la sombra de la piedra”. Y de las dos tenemos de sobra…


Leyendas y creencias de una tierra mágica

Sobre el autor

Periodista especializada en antropología. Entre dioses y monstruos www.lavueltaalmundoen80mitos.com www.extremadurasecreta.com


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