De un tiempo para acá, me encuentro con pacientes que acuden a la consulta con “crisis de ansiedad” en relación con el entorno laboral, pero NO con el exceso de horas, cargas en el trabajo o el estrés de la responsabilidad, etc… ¡NO!, se trata de la presión, el atosigamiento, la humillación, el maltrato continuo, bien verbal, tareas vacias o con malos modos, que ejerce de forma deliberada el empresario, un trabajador o varios sobre otro compañero, con el objetivo de lograr su destrucción psicológica, moral e incluso física, para desplazarlo del puesto de trabajo o conseguir el despido por procedimientos diferentes, la renuncia al trabajo,…o simplemente porque son así de crueles, tóxicos.
<<Todo esto es lo que técnicamente llamamos MOBBING>>.
Ante estas situaciones, siempre me pregunto, ¿irá el hostigador/acosador al médico, al sacerdote o al psicólogo/psiquiatra? Creo que no, puede que no sea consciente del daño que causa, puede que piense que cumple con su deber, o todo lo contrario.
Hay algunas características básicas para diferenciar el mobbing de un desencuentro/enfrentamiento en el trabajo con otro compañero o con el hecho de tener un jefe difícil, exigente, duro o impositivo o simplemente amargado, vulgarmente con “mala leche”. Y éstas son: el tiempo, normalmente un periodo corto, la reiteración de agresiones que sueles ser “secretas” o puede ser presenciada por una o varias personas hacia una tercera (“objetivo”), con un matiz de “ilegitimidad ética”, que se percibe rápidamente pues va más allá del ámbito laboral, pasando a la esfera personal del trabajador hostigado.
Tampoco se debe confundir este acoso laboral con el burn-out o “síndrome del trabajador quemado”, en el que existe un desgaste del individuo en relación a circunstancias o características propias de la profesión/puesto de trabajo y de la actitud personal del profesional/trabajador que le exige emocionalmente mucho y termina claudicando ante estas demandas, habitualmente ocurre en profesiones/trabajos que tienen mucho contacto con personas, como son los maestros, sanitarios, etc…
A veces es difícil discernir donde están los límites en estas situaciones, no obstante debemos pensar en un mobbing cuando presenciemos o seamos víctimas de un trato “vejatorio” y “ofensivo” que se percibe produce desgaste emocional y psíquico a un trabajador. En estos casos, no seamos “testigos mudos”, y denunciemos al acosador y a la organización que lo permite.
Con fecha 20 de enero de 2015 leo en el Diario de Canaria que una jueza acepta como accidente de trabajo el acoso laboral continuado, una buena noticia. (Leer aqui)