Hace pocos días todos los partidos políticos con representación en la Asamblea de Extremadura (menos Podemos) y miles de cazadores se han manifestado por la caza. Y es este sector es una realidad inapelable en nuestra Región: Casi 90.000 licencias y cerca de 3.500 cotos ocupan el 86% del territorio de la Comunidad Autónoma. Por eso la pregunta inmediata es: ¿ se trata de ocio o, por el contrario, debemos considerar la caza una industria y un motor del desarrollo económico de Extremadura?
La propia Junta de Extremadura en su Plan General de Caza de Extremadura tiene perfectamente estudiada la distribución y densidad de las distintas especies cinegéticas en la casi absoluta totalidad del territorio, sin contar con los animales provenientes de sueltas para su caza. Y, en base a ello, se podrían establecer, en función de la población de cada especie, la cantidad de caza que podría abatirse por zonas.
Esto indica que la protección de especies cinegéticas es uno de los puntales de este negocio, y son la propia Administración y las sociedades cinegéticas, por la cuenta que les trae para que sigan existiendo en sus cotos, las que se encargan de mantener ese equilibrio, porque hay una realidad: Si no hay especies que abatir, no hay caza.
En cuanto a las especies de caza mayor, la dinámica es diferente. No tienen predadores naturales que mantengan su equilibrio y, como bien se sabe (aunque no se diga) en algunas zonas es un problema y grave para la salud de la cabaña ganadera de nuestra Región, por lo que al día de hoy su distribución y cantidad no es un problema.
En resumen, la caza es sostenible: cazadores y Administración se encargan de mantenerla y protegerla, cada uno por sus propias razones.
Extremadura es una de las regiones de España con más espacios naturales protegidos. Nos protegen La Red Natura 2000, la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura, el Plan de Recuperación del Águila Imperial Ibérica, del Águila perdicera, del Buitre Negro, el Plan de Recuperación del Lince Ibérico, y otros muchos más destinados a mantener el equilibrio en nuestros ecosistemas naturales.
El mantenimiento y repoblación de caza menor por parte de las sociedades cinegéticas son esenciales para la dieta de multitud de especies protegidas. Curiosamente, esa mal llamada “caza del señorito” en puesto fijo ocupa únicamente el 1% de las capturas, por lo que un 84% de las mismas se producen en cotos con la modalidad al salto. Pero si nos fijamos, en concreto, en la perdiz, las sueltas y ojeos de sueltas ocupan el 42% de sus abatimientos. Es decir, en caza menor, casi la mitad de las piezas abatidas son criadas en cautividad, y del resto, el 10% proviene de cría de las piezas no abatidas en sueltas.
Lo anterior demuestra que la existencia de las especies de caza menor sin la protección y apoyo de las propias sociedades cinegéticas podría llegar a ser preocupante por la presión que soportan por sus predadores naturales, meloncillo, jabalí y zorro y por el apoyo a las especies predadoras protegidas.
La caza mayor centrada en jabalí y ciervos no plantea problema alguno en su distribución y cantidad. De hecho su concentración y cantidad se está convirtiendo en un problema sanitario en muchas zonas a causa de la superpoblación. Pero además, en los cotos destinados a caza mayor, se les alimenta y cuida para que permanezcan en las zonas de caza ya que el 84% de esta se realiza en monterías.
En Extremadura es un clamor histórico la falta de grandes industrias, la emigración de nuestras gentes, y el abandono de las zonas rurales.
Pero la caza ocupa a miles de personas: 90.000 jornales al año, y un sector cinegético que ocupa a organizadores de cacerías, salas de despiece, transportistas y carniceros específicos, veterinarios, industrias de elaboración de productos cárnicos de la caza, cargueros, postores, guardas de caza, perreros, realas, criadores de caza, hoteles, caterings, tiendas de caza, gasolineras,bares, etc.,
La caza es una industria que en Extremadura mueve 400 millones al año, tanto como la tercera parte de lo que mueve el PIB de la agricultura en nuestra Región. Y al día de hoy, es el motor de las exportaciones alimentarias.
Y ahora toca valorar una especie de especial protección en el Ecosistema de nuestra Región. El Extremeño Común. Población en descenso continuado del que aproximadamente desaparecen unos 2.000 individuos de los más jóvenes y preparados al año. Esa especie, cuyos miembros cada vez más envejecidos son los más pobres de España, los que más impuestos soportan, y cuyo hábitat es increíble pero que no se alimentan de él, si no que han de ir a avituallarse a las grandes superficies en las que no se paga con belleza natural, si no con billetes.
Hoy por hoy la Naturaleza y la caza son parte de la cultura y la economía de Extremadura. El 70% de los extremeños sigue viviendo en medios rurales o cercanos a ellos, y es la Región de España con más alta proporción respecto a su población de licencias y escopetas de caza, según datos de Guardia Civil, duplicando la media española. Eliminar el factor cultural de la caza en esta Región, o tratar de eliminar la economía que sostiene, obliga a buscar alternativas a ese 10% de la población extremeña y a esa generación de Economía. Sin alternativas no hay soluciones.
Cada uno puede y debe opinar, pero… esta es la realidad y lo demás son cuentos… porque lo que no son cuentas, eco-sostenibles por supuesto, son cuentos, de los que viven de ellos.