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Marcos Ripalda

De subir a la montaña me canso

La tangente

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al hombre le dice su doctor de toda la vida que le queda media hora de vida, pero que no se preocupe, que con el precario material quirúrgico del que dispone, puede abrirle el cráneo y sacarle los malos pensamientos que lo llevarán a la tumba si no se da prisa, y no pierde la oportunidad para comentarle que ha sido una suerte encontrar la causa de tanta desazón y de tanto estreñimiento últimamente, cuando el hombre  —lo lee en su historial— es más bien de digestiones fáciles.
El hombre, por no llevarle la contraria al doctor, que asistió a su madre en el nacimiento de su hermana, la pequeña —lo que tal vez explique que esté tarada desde su nacimiento, cuando la familia supuso entonces cierta lentitud en el habla porque era una chica sensible (y no una insensible de mucho cuidado)—, le dice que lo disculpe, que le está dando un infarto ahí mismo y que no sabe si lo superará ahora que otras preocupaciones le invaden la cabeza.
El doctor, blandiendo un bisturí que no ha sido esterilizado desde el año de inauguración del centro de salud, quince años atrás, le practica al hombre una incisión en un lateral de la cabeza, aunque no le parece el procedimiento más adecuado, así que decide practicarle la incisión en el otro lateral, que no sabe si es el izquierdo o el derecho —el entendimiento no le da para más en este preciso momento—, pero que no pierde nada por probar, claro, pues la situación, bien lo sabe Dios, lo requiere y hasta lo justifica, y le abre el melón al hombre sin contemplaciones.
El doctor descubre que no hay ningún mal pensamiento que extraer, que su diagnóstico infalible no lo es en absoluto y que el hombre sí que se le está muriendo ahí mismo, aunque se alarma lo justo, conste, pues no es que el mundo vaya a dejar de girar sin su presencia, la de este hombre, y a la hermana mongola, qué duca cabe, le vendrá de perlas que haya menos familiares directos para cuando toque repartir la herencia, que todo llega.

Responsable de Diseño en el Diario Hoy de Extremadura desde 2012. Escritor de relatos breves donde aplico la máxima de la Escuela Postirónica: "Hablar de unas cosas para decir otras" . Soy consciente de mi ignorancia.

Sobre el autor

MARCOS RIPALDA es licenciado en Periodismo, diseñador gráfico y cuentista postirónico, término que él mismo acuñó con el beneplácito de su madre. Actualmente es el responsable de Diseño del diario HOY. CARMURA LENTEJA es ilustradora.


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