Desde 2011 la obesidad infantil en España supera a la de Estados Unidos (EE.UU.) en tres puntos (19% y 16%, respectivamente). Superar a EE.UU. siempre nos ha parecido positivo, pero en este caso resulta negativo, máxime cuando el porcentaje actual de obesidad infantil triplica las cifras de la década de los años 80, y parece seguir una progresión alarmante.
Como definimos la obesidad y el sobrepeso en los menores de 18 años, lo podemos ver las tablas de índice de masa corporal (IMC) para varones y mujeres.
El IMC se calcula con el peso en kilos y la talla en metros al cuadrado. (IMC= peso/talla2).
Calcular en la página de la SEEDO
Si hablamos de los niños que tienen “exceso de peso” la cifra es del 45,2% correspondiendo el 26,1% a sobrepeso y el 19,1% a obesidad.
Lo peor, la evolución del “niño obeso” a “adulto obeso” es la norma en el 80% de los casos, siendo más preocupante que ya encontramos problemas metabólicos (diabetes mellitus tipo 2) en adolescentes y adultos menores de 30 años; tan preocupante como la repercusión en la salud cardiovascular, siendo frecuente las anginas e infartos de miocardio en personas cada vez más jóvenes.
Además, la obesidad infantil se acompaña de complicaciones como alteraciones de la memoria, asma bronquial, apnea del sueño, problemas óseos y musculares en extremidades (artrosis, pie plano..), reflujo gastroesofágico, litiasis biliar… Indudablemente, todo ello repercute en la calidad de vida y la socialización del niño/adolescente (marginación,…).
No olvidemos que en la salud del individuo el factor más importante es “su estilo de vida” que viene determinada en un 42% por la dieta y el ejercicio, en el 20% por el medio ambiente, la genética en el 28% y el sistema sanitario en un 10%.
Los factores más influyentes en esta tendencia de aumento de la obesidad infantil son:
De ello se deduce que no sólo estamos ante factores individuales o familiares, sino que es un problema con una amplia connotación social, como lo considera la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien señala como parte fundamental del problema al desarrollo social y económico y las políticas en materia de agricultura, transportes, planificación urbana, medio ambiente, educación y procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos.
Que podemos hacer:
Evidentemente la resolución del problema global que representa la “obesidad infantil” requiere un abordaje social, que exige el compromiso de todos, desde el individuo a los gobiernos (ver aquí), las empresas del sector privado (ver aquí), los profesionales de la educación a la sanidad y las organizaciones no gubernamentales…(ver aquí)
En la prevención de la obesidad infantil los padres y educadores juegan un importante papel ¿Cómo? cuidando la alimentación de sus hijos o alumnos para que sea equilibrada, sin alimentos de calorías vacías (chucherías, aperitivos, refrescos, etc.) y controlando el tiempo dedicado a los juegos electrónicos y a la TV., promoviendo el desarrollo de actividades físicas y deportes entre los niños.
“Recuerde: lo que hoy da de comer a su hijo se reflejará mañana en sus hábitos de alimentación y su salud.”
“Qué importante es que en las leyes de educación se preserve y potencie el tiempo de ejercicio físico durante el horario escolar. Posiblemente será el único ejercicio que harán muchos niños a lo largo del día.”
Por tanto, el primer paso para la prevención de la obesidad infantil se basa en una correcta alimentación cuyo secreto no está en comer mucho, sino en comer bien. La variedad de alimentos, en proporciones adecuadas, permite mantener el equilibrio alimentario que nos proporciona la Pirámide Naos de alimentación y actividad física.
Como recomendaciones generales se debe aumentar el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos; reducir la toma total de grasas y sustituir las saturadas por las insaturadas; reducir la toma de azúcares.
Beber abundante cantidad de agua en cualquier momento del día permite disminuir la sensación de hambre, mejora la hidratación del cuerpo, facilita la eliminación de residuos y NO ENGORDA.
De esta frase siempre recuerdo la anécdota del Dr. Nevado (q.e.p.d.), traumatólogo de Almendralejo que ejercía en el Centro de especialidades de Zafra, y quien ante la exclamación de algunos de los pacientes : “mire usted, hasta el agua me engorda”, les refería que “le indicara de donde cogía el agua de beber para llevar una manada de cerdos a engordar”.
La otra herramienta básica para la prevención de la obesidad infantil es luchar para disminuir el tiempo dedicado a actividades sedentarias (ordenador, videojuegos, TV…) siguiendo los consejos que nos proporciona la Pirámide Naos de alimentación y actividad física.