Resulta obvio que “no disponer de comida” es un hecho que ayuda a adelgazar, y sino que se lo pregunten a los protagonistas de los reality show como el programa de supervivientes, la isla de los famosos,…en los que hemos podido comprobar como sus protagonistas van perdiendo peso progresivamente en base a la falta de alimentos que sufren durante el programa. Y posteriormente, como tras normalizar sus vidas, recuperan las “carnes”.
En más de una ocasión lo he referido a mis pacientes, una opción para adelgazar es presentarse al casting de alguno de estos programas, siempre les suena a broma,”….que lo es”, sin embargo es un ejemplo muy gráfico para aclarar que “el que no come no engorda”, y menos cruel que decirle que se vaya a un país africano, como algún paciente me ha referido de un compañero especialista de hospital.
Esta introducción me sirve para mencionar un reciente estudio que viene a demostrar que “no disponer de comida, adelgaza”, y que “tener la comida oculta o poco accesible” engorda menos que tener comida disponible por todos sitios y a todas horas.
Me refiero a un reciente estudio publicado el 28 de abril en International Journal of Obesity, se realizó con 100 voluntarios entre los 20 y los 78 años. De éstos, la mitad padecía obesidad y la otra mitad tenían un peso normal.
Durante la investigación, realizaron una visita de dos horas a la casa de cada participante, tomaron nota del diseño de la casa, le preguntaron a cada uno sobre sus hábitos alimenticios y examinaron dónde y cómo se guardaba la comida en cada hogar. Una de las observaciones que hicieron era medir la distancia entre el lugar favorito del encuestado y el lugar donde guardaba la comida, y tomaron nota de cualquier obstáculo que pudiera bloquear el acceso a la comida como una mesa, puerta o escalera.
A cada individuo investigado se le realizó una encuesta psicológica con el objetivo de valorar el nivel de autoestima, ya que es conocido que un nivel bajo de autoestima es un factor de riesgo para la obesidad y porque las personas que se sienten mal consigo mismo tienen menos probabilidad de realizar cambios en el comportamiento y en el hogar.
A las dos semanas de la primera visita, los investigadores evaluaron en cada participante los alimentos que habían comprado y el nivel de actividad física que habían realizado.
Los investigadores descubrieron que los participantes con obesidad solían dejar comida a la vista por toda la casa, y curiosamente había alimentos en más lugares fuera de la cocina. En las encuestas estos últimos manifestaron más preocupación por tener un acceso fácil o suficiente a los alimentos, así como que cuando estaban preocupados les era más difícil evitar comer o que les era más difícil dejar de comer en situaciones sociales con comida. Según los investigadores, esto refleja mayor nivel de preocupación por la comida, lo que podría ser una fuente de estrés que a su vez repercuta en un mayor consumo de comida y de mayor contenido calórico. Además, los índices de baja autoestima y síntomas de depresión son mayores entre los participantes con obesidad. Por lo que recomiendan que si no se puede dejar de comer, sí que puede ser una solución cambiar la manera en que se come, elegir alimentos menos calóricos y modificar la forma en la que se piensa en comer.
Los individuos con obesidad también comían más azúcares y menos alimentos saludables que los que tenían un peso normal. Aunque todos comían casi el mismo número de calorías y gastaban prácticamente lo mismo en comida, el consumo de “comida rápida” (fast food de los angloamericanos) era menor en los individuos que tenían un peso normal.
Aunque tener comida disponible fuera de la cocina y una baja autoestima son factores de riesgo para la obesidad, los autores del estudio señalaron que no pueden concluir que causan problemas de peso, señalando que no pueden aclarar si el ambiente contribuyo a la obesidad o si fue la obesidad la que llevó a estos ambientes . Entienden que es un tema complejo, al que hay que prestar atención pues las personas pasan una gran parte de su tiempo en ella
Es importante recordar los beneficios que reporta en la salud una perdida de peso a largo plazo, no solo cuando llega la “operación bikini”, y por tanto mantener un peso más saludable como objetivo general.
Beneficios de una pérdida de peso moderada (~10 kg) (Jung RT. Br. Med. Bull., 1997; 53: 307-21)
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