Los principales efectos son el dolor intenso que puede durar hasta 2 días, picores e inflamación de la zona de lesión, se puede irradiar a toda la extremidad y acompañarse de edema e inflamación de los ganglios de la zona afectada. Puede ocasionar alteraciones en la sensibilidad de la zona, en cuyo caso los trastornos pueden durar semanas o meses. Por el efecto del veneno puede aparecer síntomas como mareos, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, sudoración, calambres musculares, hipotensión, …y desde confusión, dificultad respiratoria a el coma y la muerte, Estos casos mortales son muy raros provocados por alergia o inoculación del veneno directamente en el sistema circulatorio.
El tratamiento consiste en introducir la extremidad en agua, lo más caliente que se pueda tolerar, durante 30-60 minutos, ya que la toxina se destruye con el calor (termolabil); la segunda parte es retirar el aguijón con unas pinzas y desinfectar la herida. No se debe realizar nunca un torniquete, ni cortar y succionar el veneno de la herida, ya que puede complicar la misma y aumentar el riesgo de infección. Para el intenso dolor emplear analgésicos potentes e incluso puede ser necesario realizar infiltraciones con anestésicos locales. Se debe vigilar la herida y administrar antibióticos si existen signos de infección. La profilaxis antitetánica se llevará a cabo según proceda por el estado de inmunización del sujeto afectado.
El calentamiento de las aguas costeras bien por efecto del cambio climático o por corrientes más cálidas que pasen por el lugar de vacaciones hará posible que la presencia de medusas en nuestras playas sea en mayor número y hagan posible la picadura por estos peces.
La lesión por la ortiga de mar (Chyrsaora quinqecirrha) suele ser de tipo local, pinchazo con dolor intenso e irritación, enrojecimiento y sarpullido en la piel (reacción urticarial). En el caso de la carabela portuguesa (Physalia physalis), se siente una especie de descarga eléctrica y, a veces sensación de hormigueo, lesiones en forma de latigazo, vesiculosas hemorrágicas y ulceras. La reacción no suele ser grave, salvo una respuesta alérgica generalizada en cuyo caso el sujeto debe ser socorrido en el agua y atendido urgentemente. La medusa más peligrosa e incluso mortal es la avispa de mar o cubomedusa (Chyrsaora quinqecirrha) que suele habitar cerca de las costas del norte de Australia y las Filipinas.
El tratamiento consiste en lavar con abundante agua de mar (no agua dulce), retirar los filamentos adheridos con mucho cuidado e irrigar la zona afectada con una solución de ácido acético al 5% en la cubomedusa, o bien empapar la zona afectada con vinagre diluido al 50%, durante unos 30 minutos, en caso de que las lesiones hayan sido ocasionadas por la ortiga de mar , la más usual en nuestras costas, o la carabela portuguesa. Si no se dispone de estos líquidos se puede emplear talco o alguna harina mojada, formar una pasta, cubrir los tentáculos y luego retirar con mucho cuidado con un rascador o una tarjeta de plástico. En la zona afectada se aplicara frío y alguna pomada de corticoide. Para el dolor emplear analgésicos habituales y si la reacción es muy intensa se puede administrar antihistaminicos por vía oral.
Existen sustancias que pueden actuar como repelentes para proteger la piel en caso de contacto con medusas, sin olvidar la recomendación de usar ropa adecuada para el baño en caso de la presencia de medusas en la zona.
Otros accidentes relacionados con las actividades en el mar pueden consistir en mordeduras (recientemente hemos conocidos casos de ataques por tiburones), las descargas eléctricas o la intoxicación por la ingestión de peces con carnes tóxicas. La escorpena, rascacio y cabracho (Scorpaena), producen lesiones por el pinchazo con sus espinas y la introducción del veneno, con sintomatología y tratamiento similar al pez araña. El erizo de mar va a producir múltiples lesiones según la amplitud e intensidad del contacto y se pueden extraer las espinas clavadas con un trozo de cinta adhesiva. El coral y las anémonas disponen de células similares a las de las medusas, por lo que su contacto produce sintomatología y requiere un tratamiento similar al de ellas.
En la mayoría de estas lesiones se aconseja acudir a un centro sanitario para el tratamiento adecuado y la observación de posibles efectos generales del veneno inoculado.
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Bibliografia:
J. N. Lemus Reyes, C. Boada Fernández del Campo. NOTA CLÍNICA: La picadura del pez araña. Medifam v.11 n.6 Madrid jun. 2001 (versión impresa ISSN 1131-5768). Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1131-57682001000600006