Son muchas “las creencias sin fundamento o MITOS” que se difunden de la obesidad unas por “vox populis” o creencias populares, otras en base a asociaciones estadísticas en ocasiones intencionadas. Se considera que una “creencia fundamentada” debería basarse en evidencias científicas surgidas de estudios fiables científicos y de calidad.
Poner metas realistas en la pérdida de peso es importante, porque si no se genera frustración y se pierde menos peso. No existen datos que indiquen que exista una asociación negativa entre unos objetivos ambiciosos y la pérdida de peso, aunque la pérdida de peso parece mejorar si se plantea mayor perdida de peso.
Una importante y rápida pérdida de peso se asocia con una menor pérdida de peso a largo plazo, en comparación con aquella pérdida de peso suave y gradual. Comparando ambos tipos de dietas los estudios muestran que el resultado final suele ser parecido. Posiblemente una perdida de peso buena puede tener un efecto de “refuerzo positivo” más intenso que perdidas de peso ligeras, sobre la perdida de peso a largo plazo.
El peso cíclico (dieta “yo-yo”) se asocia con un aumento en la mortalidad. No existen “evidencias científicas” serias y consistentes al respecto.
La lactancia materna protege contra la obesidad infantil. Aunque esta práctica tiene importantes efectos saludables para los niños, parece que esta afirmación se ha debido a sesgos y factores confusionales en los estudios.
La actividad sexual quema entre 100 y 300 kcal en cada participante. Teniendo en cuenta la actividad y tiempo gastado. Para un varón de 70 kg se puede estimar que el gasto sea de 210 Kcal/hora (3,5 Kcal/minuto) en la primera fase de la relación. Si calculamos que la duración media se encuentra entre 6-19 minutos, el gasto en la actividad sexual sería entre 21 y 70 Kcal o de 105 Kcal en media hora.
Tambien existen algunas PRESUNCIONES, o creencias que no han sido probadas o bien han sido rechazadas por la evidencia científica, como son:
Hacer un desayuno regular protege contra la obesidad. No ha sido probado, aunque el hábito de desayunar influiría en el peso.
Enseñar buenos hábitos dietéticos y de ejercicio en la infancia influyen en el peso que tendremos el resto de nuestra vida. No hay nada cientificamente demostrado. Aunque nuestro comportamiento puede cambiar nuestro tipo.
Comer mucha fruta y vegetales hace perder peso o ganar menos. Únicamente por estos hábitos no se ha demostrado que se adelgaze, si no existen otros cambios en la dieta y la actividad física.
El picoteo (comer entre comidas) contribuye a ganar peso y a la obesidad. No existen evidencias al respecto.
El ambiente urbano en términos de paseos, parques…influye en la incidencia y prevalencia de la obesidad. Existe asociación observacional al respecto aunque no de suficiente consistencia.
Casazza K, Fontaine KR, Astrup A, Birch LL, Brown AW, Bohan Brown MM, Durant N,et al. Myths, presumptions, and facts about obesity. N Engl J Med. 2013 Jan 31;368(5):446-54. doi: 10.1056/NEJMsa1208051