En ocasiones nos encontramos flojos, cansados, irritables, con dolor de cabeza, …Son algunos de los síntomas que pueden hacernos sospechar de la existencia de una anemia.
¿Qué es la anemia?
La anemia es una situación que se presenta cuando en nuestro organismo desciende el número de glóbulos rojos (GR) de la sangre o la cantidad de hemoglobina (Hb),por debajo de unos valores considerados normales.
Las cifras normales de GR son en el hombre de 4.7 a 6.1 millones por microlitro (M/mL), y en la mujer de 4.2 a 5.4 M/mL. Los glóbulos rojos contienen hemoglobina (Hb), una proteína que ayuda a almacenar y transportar el oxígeno hacia los tejidos corporales. Los valores normales de Hb varían, pero en general son en el hombre de 13.8 a 17.2 gramos por decilitro(g/dL) y en la mujer de 12.1 a 15.1 g/d.
No obstante cada laboratorio tiene sus propios valores de referencia, por lo que puede variar ligeramente de uno otro.
¿Cuáles son las causas que la producen?
Las causas por las que se pueden produciren las siguientes circunstancias:
El descenso de GR y de HB por debajo de lo normal se pueden deber a:
La más común es la ANEMIA FERROPÉNICA, por la falta de hierro, un componente esencial de la hemoglobina, cuando desciende de una cantidad (valores normales de 60 a 158 mcg/dl), el cuerpo no es capaz de mantener el número necesario de GR para hacer que el organismo funcione correctamente, los órganos y tejidos no obtendrán la cantidad de oxígeno que normalmente necesitan para trabajar. Nuestro organismo normalmente obtiene hierro a través de la alimentación y reutilizando el hierro de los glóbulos rojos viejos.
La falta de hierro se debe fundamentalmente a
¿El uso de ciertos medicamentos pueden causar anemia?
Los principales fármacos que pueden disminuir la cantidad de glóbulos rojos son, entre otros:
¿Cómo podemos darnos cuenta que tenemos anemia?
En muchas ocasiones la anemia se produce lentamente y puede pasar desapercibida, si es leve, ya que el organismo se adapta a esa situación y los síntomas se van instaurando progresivamente.
Las manifestaciones al inicio pueden ser cambios de carácter, malhumor, debilidad o mayor cansancio de lo normal, o con el ejercicio, no tolerando actividades que previamente se realizaban sin dificultad. Otros síntomas frecuentes son dolores de cabeza, dificultad para concentrarse o pensar, caída del cabello.
Según se prolonga y agrava aparece dificultad respiratoria y ritmo cardíaco acelerado, mareos al cambiar de posición (hipotensión ortostática), zumbidos en los oídos, palidez de la piel y color azul en la esclerótica de los ojos, alteraciones en la piel, en las uñas (quebradizas, hundidas), la lengua (lisa, alteración del gusto o dolor) o en la mucosa de la boca con úlceras frecuentes (aftas recurrentes) o las famosas “boqueras” (queilitis angular).
Otros síntomas que pueden aparecer estarían relacionados con la causa de la anemia, como las heces oscuras, como la “pez de alquitrán”, o con sangre si la causa es un sangrado en el aparato digestivo, desde el esófago al colon. Las menstruaciones muy frecuentes, abundantes o prolongadas deben hacer sospechar de anemia, así como los dolores en la parte superior del abdomen (por úlceras) o la pérdida de peso en los casos de cáncer.
¿Qué pruebas y exploraciones pueden ser necesarias?
La realización de un sencillo análisis de sangre, valorando el recuento de glóbulos rojos (número, porcentaje e índice de GR) y la hemoglobina (valor y concentración en el GR) permite diagnosticar y valorar la anemia. Ante la sospecha se suele completar con la medición de los niveles de hierro y las medidas relacionados con él (ferritina, saturación de transferrina).
Para averiguar el origen de la anemia puede ser necesario realizar pruebas diagnosticas del tubo digestivo (examen de sangre oculta en heces, colonoscopia, endoscopia gástrica) y de la médula ósea, raramente.
¿Qué tratamiento existe?
Fundamentalmente dependerá del tipo y la causa de la anemia, pudiendo ser necesario utilizar la transfusión de sangre (en anemia aguda o muy grave), el uso de la eritropoyetina (la famosa EPO) que estimula a la médula ósea, otras veces corticoides o medicamentos para inhibir el sistema inmunitario.
En las anemias ferropénicas es necesario establecer una alimentación rica en Hierro.
Ningún alimento contiene concentraciones suficientes de hierro para poder constituir una solución práctica en los estados de falta del mismo. La absorción de hierro intestinal es baja, aún en condiciones de absorción aumentada. La vitamina C (ácido ascórbico) facilita la absorción del hierro de muchos alimentos, cuando se toma a la vez. El consumo excesivo de alimentos ricos en fibra, de café y té con las comidas ricas en hierro dificulta la absorción intestinal de hierro.
En la mayoría de los casos, una vez corregida la causa, es necesario el uso de suplementos de hierro (sulfato ferroso), vitamina B12, ácido fólico u otras vitaminas y minerales.
Los suplementos de compuestos de hierro se administran en diferentes fórmulas (sulfato ferroso, ovoalbumina, lactato, ferritina, succinato…) y formas como comprimidos, sobres, viales bebibles e inyectable. Este último solo se utilizarán cuando exista intolerancia grave al hierro oral o falta de absorción del mismo. El tratamiento se debe prolongar durante 3-6 meses. La absorción es máxima en ayunas y se incrementa administrado junto con dosis altas de vitamina C (zumo de naranja, fresones, etc …).
Los principales efectos secundarios de medicamentos con hierro son: dolor de estomago, nauseas, vómitos, diarrea, estreñimiento… Es importante saber que se le oscurecerán las heces.
“El objetivo de este blogs es proporcionar una guía general sobre Salud y no pretende ser un sustituto de la consulta con su Médico de Familia, respecto a la atención y tratamiento individual”.